Imagen de Ray Shrewsberry |
En nuestro sistema solar podemos encontrar cierta -aunque bastante limitada- variedad de planetas. Tenemos planetas rocosos, gaseosos, gigantes como Júpiter, con anillos a su alrededor como Saturno, de un color azul intenso como Neptuno... pero en nuestra galaxia, la Vía Láctea, con un diámetro de 150 a 230 mil años luz, se calcula que podría contener unos 160 mil millones de planetas. De todos esos planetas, cabe preguntarse, si todos son como los que conocemos en nuestro sistema solar, o si podría albergar planetas extraños, diferentes a los que conocemos. Bien, lo cierto es que, mientras escribo estas líneas, de todos 160.000 millones solo hay 4.364 exoplanetas confirmados, al menos por dos métodos de detección diferentes, pero te puedo adelantar que, efectivamente, ya solo entre esos podemos encontrar varios bastante peculiares. Hoy vamos a conocer algunos que seguramente no conocías.
Empecemos pues, un viaje cósmico por los nueve planetas más peculiares conocidos hasta ahora.
Puedes tomar un café mientras tanto.
1. TrEs2-b. El planeta más oscuro.
Para empezar vamos a ir hasta la constelación del Dragón, a un sistema solar que está a unos 750 años luz de distancia, donde se encuentra el primer planeta que vamos a visitar, orbitando a una estrella poco más grande que la nuestra. posiblemente, si mirases por la ventana de tu cohete te costaría mucho encontrar este planeta, aunque estuviera cerca. Ahora verás el porqué.
Fue descubierto en agosto del 2006 por TrEs (siglas de Trans-Atlantic Exoplanet Survey), una red de telescopios que se encargan de buscar exoplanetas.
Ahora vamos con el dato más curioso de TrEs2-b: lo oscuro que es. Refleja solamente el 1% de la luz que le llega, lo que significa que si consigues una bola de corcho y la pintas con pintura acrílica negra, ésta reflejaría más luz que este planeta.
El motivo de esto está todavía en estudio, probablemente se trate de que en su atmósfera no hay nubes capaces de reflejar la luz como consecuencia de sus altísimas temperaturas al encontrarse tan próximo a su estrella, o bien que en su atmósfera haya determinados químicos que absorben la luz, como podría ser gases de óxido de titanio o bien sodio o potasio.
El motivo de esto está todavía en estudio, probablemente se trate de que en su atmósfera no hay nubes capaces de reflejar la luz como consecuencia de sus altísimas temperaturas al encontrarse tan próximo a su estrella, o bien que en su atmósfera haya determinados químicos que absorben la luz, como podría ser gases de óxido de titanio o bien sodio o potasio.
Representación artístca de TrEs-2 b. Créditos imagen: exoplanets.nasa.gov |
2. OGLE-2005-BLG-390L b. Un mundo helado.
El segundo viaje va a ser a la constelación de Sagitario, a 21.526 años luz de la Tierra, a un mundo glacial, con una superficie rocosa y helada, a unos -220 ºC. Como dato comparativo, de nuevo, cabe recordar que el cero absoluto es de 0 K, y equivale a -273,15 ºC. Así que, efectivaente, a diferencia de TrEs-2 b es un planeta extremadamente frío.
Fue descubierto en 2005 utilizando el método de microlentes gravitacionales, que es un fenómeno -que explica la relatividad general- que ocurre cuando un objeto muy masivo curva el espacio dando la sensación de que hay una lente o una burbuja en él.
Su periodo orbital dura 9 años terrestres al rededor de una enana roja, y con una masa de unas 5 tierras y media. Es bastante cercano al centro de la galaxia.
Representación artística de OGLE-2005-BLG-390L b. Créditos imagen: exoplanets.nasa.gov |
3. KELT 9-b. Un planeta con cola de cometa.
Si viajáramos hasta aquí lo primero que veríamos sería una estrella azulada con un tamaño del doble de grande que nuestro sol y con unas temperaturas muy muy altas. Es una estrella azul tipo A y muy joven, de 300 millones de años. Otro dato comparativo: el sol tiene unos 4.600 millones. Orbitándola, y de forma perpendicular, un planeta gigante gaseoso también muy caliente, el más caliente conocido, incluso más que muchas estrellas, hasta el punto que se sospecha que las moléculas de su atmósfera se rompen en átomos por las altas temperaturas del día y no se vuelven a estabilizar hasta que se hace de noche. Su superficie supera los 3.780 ºC. Tiene una masa de casi tres veces la de Júpiter pero solo la mitad de denso debido a que el calor que le da la estrella es tan alto que provoca que su atmósfera se hinche. Además incluso es probable que pudiéramos ver una cola brillante saliendo del planeta, como la de los cometas, como consecuencia de la radiación extrema que recibe de la estrella.
4. HD 189733b. El asesino azul.
Créditos de imagen: ESO/M. Kornmesser |
Por cierto, ese azul tan bonito podría ser debido a la presencia de silicatos en la atmósfera.
5. TOI-849 b. Un corazón cósmico.
Nuestro siguiente destino está en una estrella enana roja un poco más pequeña que el Sol, y orbitándola, el corazón desnudo de un planeta. TOI-849 b. A simple vista parece una supertierra, pero se trata de un planeta rocoso con masa de 39,09 tierras, que podría ser un planeta que una vez fue similar a Júpiter, el cual ha perdido sus capas de gas debido a los vientos de su estrella y finalmente quedó solo su corazón de piedra.
Representación de TOI-849b. Créditos de imagen: exoplanets.nasa.gov |
6. Kepler-36 b y Kepler-36 c. Dos planetas peligrosamente cercanos.
Nos vamos a la constelación del Cisne para visitar dos planetas que están extremadamente cerca el uno del otro. Kepler-36b, una supertierra, y Kepler-36c, un minineptuno. Cuando llegan a estar en su punto más cercano los separa solamente 0,013 UA (Unidades Astronómicas), que son unos 1.900.000 Km aproximadamente. Al pasar tan cerca provocan unas variaciones de tiempo muy extremas en su tránsito.
Podríamos bajar a la superficie de Kepler-36b y disfrutar de las vistas a Kepler-36c en su punto más cercano, seguro que es un paisaje cósmico memorable. Se vería unas dos veces y media más grande que la Luna. Aunque, eso sí, no sería muy cómodo, porque al estar tan cerca, es muy posible que Kepler-36b esté sometido a enormes fuerzas de marea y haya bastante actividad volcánica.
Representación artística de cómo veríamos a Kepler-36c desde Kepler-36b en su máxima aproximación. Créditos de imagen: Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics. |
7. GJ_504 b. "Fresito" el planeta rosa.
Si ponemos nuestra hipotética nave espacial rumbo a la constelación de Virgo, hacia la estrella 59 Virginis, veríamos por nuestras ventanas espaciales acercarse una peculiar bolita de color rosa. Sí, es de color rosa. Es un planeta joviano (tiene la masa de 4 júpiters) o una enana marrón. Los científicos están estudiando la posibilidad de que también tenga unicornios viviendo dentro. Ya habíamos hablado de este planeta en mi cuenta de Instagram e incluso le habíamos puesto un apodo cariñoso.
¿Te preguntas por el motivo de ese color tan mono? se debe a que está todavía caliente, como consecuencia de que se formó hace relativamente poco tiempo.
8. WASP-12 b. Un planeta siendo engullido.
Dejamos los mundos de color rosa para cambiar radicalmente a un mundo algo más triste, el cual está siendo consumido por su estrella. WASP-12b orbita muy cerca de su estrella y como consecuencia ella está devorando su atmósfera. Se estima que en 10 millones de años ya no hay planeta, que parece una eternidad, pero en términos astronómicos es muy poco tiempo. El tamaño es del doble de Júpiter y de una temperatura de unos 2.210 ºC. Otra peculiaridad es que como está orbitando tan de cerca a su estrella tendría forma ahuevada por las enormes fuerzas de marea ejercidas.
Representación de WASP-12b. Créditos de imagen: exoplanets.nasa.gov |
9. KOI-55 b. El superviviente.
Dejando a un lado el espectáculo de destrucción, pasamos al último planeta de nuestra lista, del cual también hablamos en mi cuenta de Instagram. Este planeta también tiene su propia historia de desastre. El panorama que tenemos aquí es el de una estrella muerta, la mitad de tamaño que el Sol y a su alrededor un planeta incandescente orbitándola a 6.800 ºC, un poco más pequeño que la Tierra. Este planeta podría ser el núcleo incandescente de lo que un día fue un planeta similar a Júpiter. ¿Qué le ocurrió para acabar así? Resulta que KOI-55b es un superviviente. Es posible que este planeta haya pasado una temporada viviendo dentro de su estrella, y al contrario que la mayoría de los panetas que pasan por esto, él no fue destruido. Aunque a esto debería añadir «por ahora», ya que el planeta se está evaporando y algún día terminará siendo destruido también.
Hasta aquí llega nuestro viaje imaginario por la Vía Láctea. Hemos visto planetas helados y planetas más abrasadores que estrellas, planetas que sobreviven a ser engullidos y planetas que están siendo devorados lentamente, planetas de color rosa y corazones de antiguos planetas que aun siguen orbitando a su estrella.
Vale, es cierto que no hemos viajado de verdad hasta allí, pero si lo hubiéramos hecho habría pasado tanto tiempo en la Tierra que la vuelta habría sido el peor jet lag de la historia. En su lugar aun tenemos el café caliente en la mesita. Y lo mejor de todo es tener café caliente.
Imagen de Alina Zakovyrko |
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